Ajo Granulado

La diferencia fundamental está en la textura, y lo cambia todo en la cocina.

• Ajo Granulado (el nuestro): Son pequeños gránulos o cristales, con una textura similar a la de la arena gruesa. Su gran ventaja es que no se apelmaza ni crea grumos con la humedad o el vapor. Fluye libremente, se distribuye de forma perfecta y es ideal para mezclas de especias, adobos y para espolvorear.
• Ajo en Polvo: Es fino como la harina. Aunque se disuelve muy rápido, se compacta y crea grumos con extrema facilidad, especialmente al contacto con el vapor de una olla, lo que dificulta mucho su uso y una distribución uniforme del sabor.

Esta es la guía de equivalencia más práctica y aceptada para cuando buscas rapidez en la cocina. La regla general es:

• ¼ de cucharadita de ajo granulado ≈ 1 diente de ajo fresco de tamaño mediano.
  Recuerda que el sabor del ajo seco es ligeramente diferente, más tostado y menos picante que el fresco, así que no dudes en ajustar siempre la cantidad a tu gusto personal.

Aunque el ajo fresco es insustituible en muchas recetas, el granulado es la opción superior en estas situaciones específicas:

• En Mezclas de Especias Secas (Rubs): Para adobar carnes para barbacoa o parrilla, el ajo fresco aportaría una humedad indeseada. El granulado se mezcla a la perfección con el pimentón, el comino y otras especias en polvo.
• En Aderezos y Vinagretas: Se disuelve y distribuye el sabor de forma totalmente homogénea, evitando los trocitos de ajo crudo y su sabor a veces demasiado potente.
• Para Sazonar Snacks: Es perfecto para espolvorear sobre palomitas de maíz, patatas fritas o frutos secos tostados, adhiriéndose perfectamente.

Sí. Al igual que el ajo fresco picado, los pequeños gránulos se pueden quemar si se añaden directamente a aceite muy caliente. El truco para evitarlo es sencillo: añádelo siempre junto con otros ingredientes. Incorpóralo a tu sofrito una vez que la cebolla ya esté pochada, o mézclalo directamente con la carne picada para unas hamburguesas o con las verduras antes de asarlas. Al no estar solo, el riesgo de que se queme es mucho menor y libera su sabor de forma más gradual

Un ajo granulado de calidad superior se distingue por tres características clave:

1. Color: Debe tener un color blanco hueso o amarillo pálido, similar al de un diente de ajo ligeramente cocinado. Desconfía de los que son de un blanco nuclear (pueden llevar antiaglomerantes) o muy oscuros (pueden estar quemados o ser viejos).
2. Aroma Intenso: Al abrir el envase, debe oler de forma clara e inconfundible a ajo. Si el olor es débil o huele a polvo, ha perdido su potencia y frescura.
3. Fluidez y Textura: Los gránulos deben estar sueltos, definidos y fluir libremente. Si el producto está compactado o apelmazado dentro del bote, es una clara señal de mala calidad o de que ha absorbido humedad.

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